Desde marzo de 2020, esta obra no se leerá igual. En la era del coronavirus, la novela de Forster adquiere un nuevo significado: la humanidad atrincherada felizmente en sus habitáculos, encantada con sus dispositivos tecnológicos, rehuyendo el mundo exterior (supuestamente tóxico) y practicando una distancia social considerada como algo imprescindible y refinado. Frente a la propaganda del #quédateencasa, el teletrabajo y la vida digital, el alegato de Forster por conservar resquicios de humanidad ante la Megamáquina adquiere una relevancia crucial.

La Máquina se para (2ª ed. ampliada)
E. M. Forster

Traducción y prólogo de Javier Rodríguez Hidalgo
Nota a a 2ª ed. de Ander Berrojalbiz
Posfacio de Philippe Gruca y François Jarrige
Collage de portada por John Table

2021
13,95€
94 p.
14×22
ISBN:
978-84-121887-5-2
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Precio web: 13,50€

«Nadie confesaba que la Máquina era incontrolable. Año tras año se la servía con más eficacia y menos inteligencia. Cuanto mejor conocía un hombre sus obligaciones respecto a ella, menos comprendía las de su vecino, y no había en todo el planeta un solo cerebro que comprendiera el monstruo en su conjunto. Esas mentes privilegiadas se habían extinguido. Habían dejado instrucciones completas, cierto es, y cada uno de sus sucesores había llegado a dominar un fragmento de esas instrucciones. Pero la Humanidad, en su deseo de comodidades, había excedido sus límites. Había sobreexplotado las riquezas de la naturaleza. Con calma y satisfacción, iba hundiéndose en la decadencia, y el progreso había acabado significando progreso de la Máquina».

E. M. Forster, más conocido por sus novelas Howards End, Una habitación con vistas o Pasaje a la India, publicó La Máquina se para en 1909. Considerada como una de las mejores distopías tecnológicas, el libro no trata sólo de individuos productores de ideas de 140 caracteres, atrincherados en sus hogares y ensimismados ante sus pantallas: es también una reflexión doliente sobre la desaparición de la belleza y de la sensibilidad que la sociedad industrial está eliminando.

Pero desde marzo de 2020, esta obra no se leerá igual. En la era del coronavirus, la novela de Forster adquiere un nuevo significado: la humanidad atrincherada felizmente en sus habitáculos, encantada con sus dispositivos tecnológicos, rehuyendo el mundo exterior (supuestamente tóxico) y practicando una distancia social considerada como algo imprescindible y refinado. Frente a la propaganda del #quédateencasa, el teletrabajo y la vida digital, el alegato de Forster por conservar resquicios de humanidad ante la Megamáquina adquiere una relevancia crucial.

E. M. Forster

E. M. Forster (1879-1970), novelista y escritor inglés, famoso por obras como Una habitación con vistas, Howards End o Pasaje a la India y por las películas homónimas que inspiraron. Sus novelas no son sólo sátiras de esa clase media inglesa en una busca —a menudo infructuosa— de la autenticidad, la belleza y la sencillez humana, valores que da por perdidos en su avanzado país y que espera encontrar en regiones menos desarrolladas del planeta. Muchos de los personajes de sus narraciones más «realistas» se ven asediados por el deseo de apreciar y comunicar la belleza que la sociedad industrial está eliminando. Su obra se basa sobre todo en la aspiración, a veces frustrada, de comprender la complejidad del mundo y de aceptar lo que es diferente, pero sin disolverlo en la relatividad; de ahí el famoso epígrafe de Howards End, «Only connect…».