La humanidad ha llevado muy lejos el mundo artificial que ella misma ha creado. Ha buscado aislarse, en sus ciudades de acero y hormigón, de las realidades de la tierra y del agua. Embriagada con la sensación de su propio poder, parece querer profundizar cada vez más y más en sus experimentos de destrucción de su mundo y de su propia raza. No me da miedo ser tachada de sentimentalista si me planto hoy aquí y les digo que considero que la belleza natural debe ocupar un lugar en el desarrollo espiritual de todo individuo y toda sociedad. Cuando destruimos la belleza, o cuando sustituimos un atributo natural de la tierra por algo artificial creado por el hombre, estamos retrasando parte del crecimiento espiritual del ser humano.

Los bosques perdidos
Rachel Carson

Prólogo de María Belmonte
Traducción de Salvador Cobo
Colección Naturamque Sequi, 6

2020
19,90€
311 p.
14×20
ISBN:
978-84-121887-1-4
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Precio web: 18,90€

En el momento de su muerte en 1964, Rachel Carson se había granjeado una fama internacional como bióloga y como defensora del medioambiente con sus hermosos libros sobre el mar, así como con Primavera silenciosa, obra pionera del ecologismo. El objetivo de Los bosques perdidos, recopilación de escritos inéditos y poco conocidos de Carson, es ofrecer al lector un sentido de su evolución como naturalista y como escritora, mostrándonos a una Rachel Carson totalmente nueva. Su calma aparente y su sosegada vida pública disimulaban la pasión que mostraba en privado, así como la complejidad de su amor y compromiso por el mundo natural.

Los bosques perdidos permite dar a Rachel Carson una voz nueva, más completa, en su defensa de la naturaleza.

Rachel Carson

Rachel Carson (1907-1964), se licenció en Biología y trabajó para el gobierno en el Servicio de Pesca y Vida Salvaje durante casi quince años como bióloga marina. Su vocación infantil de escritora se tradujo en un primer libro sobre la vida del océano, Bajo el viento del mar (1941), aunque la fama le llegó por El mar que nos rodea (1951), un éxito de ventas que le permitió dedicarse completamente a la escritura y la investigación. Cerraría su trilogía sobre el mundo marino con La orilla del mar (1955), aunque su honda preocupación por el impacto de la era industrial y tecnológica sobre la naturaleza desvió su atención hacia una descripción y denuncia de las consecuencias del uso masivo de pesticidas, cuestión desgranada en su obra pionera del ecologismo Primavera silenciosa (1962), que conllevó nada menos que la prohibición del DDT. Un cáncer de mama muy agresivo y mal diagnosticado acabó con su vida cuando tenía 57 años.